Palmito

(Chamaerops humilis)

"Fan palm"
"Palmeira-das-vasouras"

                                        Orden: Arecales                                Familia: Arecaceae 

DESCRIPCIÓN:

El palmito es una palmera arbustiva que puede alcanzar en ocasiones el porte de un árbol de hasta 4 metros de altura -y, excepcionalmente, hasta 8- y 35 cm de diámetro. De forma natural el tronco está cubierto por las hojas viejas secas (marcescentes) o sus restos.

Hoja: Las hojas asemejan abanicos, pues son simples, persistentes, palmadas y muy grandes. La lámina mide 11-43 cm de largo por 7-60 cm de ancho, está dividida en segmentos de unas tres cuartas partes de su radio que son más o menos triangulares, pero muy estrechos, y vienen acompañados de algunas fibras pardas. Tienen un rabillo espinoso de 8,5-55 cm de largo por 0,2-1,5 cm de ancho.

Flor: Las flores nacen en ramas floríferas entre las hojas, protegidas por una hoja modificada o espata cilíndrica, más ancha por la zona central y que se abre al madurar. Estas flores se disponen en espiral sobre los ejes y son de color crema o amarillentas. 

Fruto: Los frutos son carnosos (dátiles), de 1,2-4 cm de largo por 0,7-1,6 cm de ancho, pardos o rojizos.

ECOLOGÍA:

Crece en zonas secas o áridas muy soleadas. Es indiferente al tipo de suelo pudiendo crecer en zonas muy rocosas o arenosas. También resiste los ambientes cercanos al mar con vientos salinos. Sus formaciones se denominan palmitares y habita desde el nivel del mar hasta los 1100 m de altitud. 

DISTRIBUCIÓN:

Habita en la región mediterránea, desde Portugal y Marruecos hasta Malta.

CONSERVACIÓN: 

El palmito es una planta con aprovechamiento regulado en varias comunidades, se considera amenazada en Cataluña y Extremadura, y está protegida en Cataluña, Murcia y Valencia. 

CURIOSIDADES:

Las hojas son muy fibrosas y de ellas se extraen unas hebras denominadas 'crin vegetal', que se usan en la confección de cestas, cordeles o escobas. Las yemas de las hojas, la médula de sus tallos y la hoja modificada (espata) de la inflorescencia, cuando son tiernas, se pueden comer frescas o en conserva. Esto ha provocado, sobre todo en tiempos de escasez, la pérdida de muchos ejemplares, ya que su extracción conlleva inevitablemente -excepto en el caso de la espata- la muerte de la planta. Los dátiles maduros, llamados en Cataluña 'dátiles de raposa', también se pueden comer, aunque carecen de valor culinario porque son muy astringentes debido a la abundancia de taninos. 

Más recientemente se usa como planta ornamental y para recuperar terrenos degradados en sus zonas de origen.

Información obtenida de Arbolapp.