¡¡CONCIÉNCIATE!!

Como ya se ha comentando en los apartados "Responsabilidad perruna" y "Cuida el parque", tener a nuestras mascotas sueltas y sin vigilancia puede perjudicar a las aves y al resto de los animales que habitan en él, así como la no recogida de sus excrementos y de la basura que generamos con nuestras múltiples actividades, perjudica a la fauna y a la flora que lo componen y, obviamente, a nosotros mismos.

Además, otras actividades como zarandear las ramas de los árboles, pueden provocar la caída de algunos nidos, los cuáles pueden albergar huevos o crías. Los gritos y la música excesivamente alta pueden molestar y ahuyentar a las aves y a otras especies del lugar; o una velocidad inadecuada mientras paseamos en bicicleta puede ser perjudicial para aquellas personas que pasean tranquilamente por el parque, entre otras.

Sin embargo, existe una actividad que se ha convertido en la actividad de moda en el Parque del Príncipe, y de la cual es fácil ver diariamente tanto a niños como a adultos disfrutar de ella: la captura de ranas y renacuajos a lo largo de las diversas fuentes.

Soy consciente de que la curiosidad de un niño no tiene límites, y de que, además, a esas edades no son conscientes del gran mundo que nos rodea. Por este motivo, nosotros, como adultos, tenemos que enseñarles a estudiar y a explorar la naturaleza, observando a las especies en su hábitat natural, observando su comportamiento y admirando sus pequeñas peculiaridades físicas... Es cierto que en la mayoría de las ocasiones para poder estudiar una especie es necesaria la captura de varios ejemplares de la misma para su estudio y análisis, soy bióloga y conozco el procedimiento, no nos vamos a engañar; sin embargo, para estos casos existen una serie de normativas y protocolos que se deben realizar. Con esto no quiero decir que ningún padre tenga que matar la curiosidad de su hijo ante las ciencias de la vida negándole el poder observar a una rana o a un renacuajo de cerca, si la captura se realiza con cuidado y del mismo modo el ejemplar es depositado en un breve espacio de tiempo en el mismo lugar no se está haciendo ningún mal. Sin embargo, es realmente impactante cuando en ciertas épocas del año puede verse como el paseo fluvial que realiza el agua de la fuente está invadido por decenas de familias con el afán de conseguir capturar a estos pequeños vertebrados. Hay que tener en cuenta que no deja de ser una práctica en la que se captura a un animal de manera repentina para sacarlo de su hábitat, por lo que se estresan al intentar escapar, y si pasan demasiado tiempo lejos del agua podrían morir.

Así pues, intentemos no hacer de esta práctica un juego y, como adultos, intentemos educar a los más jóvenes para que aprendan y disfruten de la naturaleza de la manera menos perjudicial posible.


Rocío Salgado