¡¡CONCIÉNCIATE!!


Es bastante habitual observar distintos tipos de carteles en las entradas de los parques y jardines haciendo referencia al hecho de que es obligatorio pasear a los perros debidamente atados con sus respectivas correas. Sin embargo, es muy común encontrarse a personas que no respetan esta sencilla norma y dejan que sus mascotas jugueteen libremente por el parque.  

Si les preguntásemos a estos dueños el motivo de tal incumplimiento, seguramente la mayoría responderían que su perro no hace mal alguno, que no supone ningún peligro para los adultos y niños que pasean por el parque, y que éstos necesitan correr y jugar sin ataduras. 

Independientemente de las diversas opiniones que podría haber al respecto, debemos de tener en cuenta que nos encontramos en parques donde hay una gran cantidad de aves y otros pequeños animales que podrían sufrir las consecuencias de este acto. Por muy bien educada que tengamos a nuestra mascota, no debemos olvidar que los perros presentan un instinto de cazador innato que inconscientemente les lleva a querer apresar a la pequeña fauna que habita en el parque. Sólo hay que echar un vistazo rápido para poder observar la gran cantidad de mirlos, urracas, gorriones y rabilargos, así como otras pequeñas aves que habitan el Parque del Príncipe.

Más perjudicial aún es este comportamiento durante la época de cría, donde los polluelos aún son pequeños, torpes y lentos y a menudo sus padres no son capaces de salvarlos a todos. Es bastante común observar, una vez avanzada la primavera, cuando las crías ya han comenzado a salir del nido y a explorar el entorno que les rodea, algunos ejemplares muertos, posiblemente por esta causa;  y si ya de por sí es un hecho bastante desagradable para un adulto, mucho más lo es para un niño.

Muchas veces no somos conscientes del por qué de las cosas y simplemente ignoramos las normas por desconocimiento. Por este motivo, me gustaría, aunque sea mínimamente, concienciar a la gente de los motivos por los que deberían cumplir dicha normativa y no sólo piensen en que el hecho de querer obligar a llevar a sus perros con correa implica que desconfiemos de ellos, sino que, como perros, éstos presentan un instinto animal propio de su especie. Por este motivo, tratemos de evitar que tanto adultos como los más pequeños puedan tener que observar estas desagradables imágenes.

No obstante, dentro del parque podemos encontrar un pequeño espacio destinado al uso y disfrute de los perros, donde pueden juguetear y ejercitarse sin ataduras.

Por último, sobra decir que es responsabilidad de los dueños la recogida de los excrementos de sus mascotas, pues no es ni agradable ni higiénico encontrarse con los desechos de estos animales, mucho menos en lugares por donde la gente sale a pasear tranquilamente, se tumba o sienta en el césped o donde juegan los niños. Así que, por favor, entre todos contribuyan a hacer, no solo de este parque, sino de todos los lugares similares en general, unas zonas agradables para pasear y disfrutar mejor en nuestro tiempo de ocio. 

Rocío Salgado