Topillo campesino

(Microtus arvalis)

"Common vole"
"Rato camponês"

DESCRIPCIÓN:

El topillo campesino es un roedor de pequeño tamaño y cola corta, presente principalmente en campos de cultivo, prefiriendo los campos de regadío.

Su espalda es de color pardo y su vientre de color gris. Mide alrededor de 10 cm, y pesa unos 30 g.

Es una presa habitual de cualquier carnívoro, como zorros, garzas, pequeños carnívoros, rapaces o córvidos. Por esta razón, es importante el mantenimiento de las poblaciones de sus depredadores, para favorecer el control natural de sus poblaciones.

HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN:

Habita en campos de cultivo, en praderas, en cunetas y en lindes de propiedades. Hace décadas esta especie en concreto estaba presente sólo en la Cordillera Cantábrica, pero actualmente, se ha extendido por toda la cuenta del Duero. Se encuentra también presente en Pirineos.

Vive en colonias, en madrigueras bien visible en los campos de cultivo, con varias entradas unidas en superficie por caminos estrechos fácilmente distinguibles. No produce levantamiento de la tierra, como sí hacen los topos. Las entradas están unidas subterráneamente por galerías, que conducen a un nido esférico a una profundidad de entre 20 y 30 cm., y suelen contener almacenes de comida. 

REPRODUCCIÓN:

Se reproducen durante todo el año, aunque en el Pirineo se ha observado estacionalidad reproductiva. Las hembras paren tras tres semanas de gestación, en un número de entre dos y once crías. La madurez sexual se alcanza en un mes en el caso de las hembras y en dos meses en el caso de los machos.

Sus explosiones demográficas, que causan plagas, ha sido relacionada por algunos autores con el aumento notable en los últimos años de la superfície de cultivos de regadío en el Duero y con los ciclos depredador-presa. Las lluvias otoñales intensas parecen perjudicar la reproducción del topillo. Mientras que en una situación de población estabilizada la densidad de topillos por hectárea es de unos 5 a 10 individuos, durante los periodos de explosión de población se han contabilizado 1.200 individuos por hectárea.

ALIMENTACIÓN Y COSTUMBRES:

Come todo tipo de vegetales a su alcance, excepto los que le resultan tóxicos, como es el caso del estramonio. Tienen una predilección por los campos de alfalfa.

Se come las remolachas dentro de la tierra, produciendo la podredumbre de la raiz y su pérdida; también roe los tallos de planta de girasol, causando el tumbado de la planta.

Es tanto nocturno como diurno, alternando periodos de actividad y reposo de unas 2 ó 3 horas.

Es conocido que la quema de rastrojos es inútil como medida de control de sus poblaciones, puesto que sus madrigueras son más profundas que los 10 cm. de suelo en los que se refleja el aumento de temperatura producido por el fuego. Los individuos supervivientes simplemente emigran al campo más cercano al haberse agotado los recursos en el campo quemado.

Así mismo, los topillos son capaces de advertir que un campo se está arando, desplazarse fuera del campo a una linde o una cuneta, y esperar a que se termine la labor para asentarse de nuevo.

CURIOSIDADES:

El Topillo campesino ha aparecido en noticias en años recientes, debido a las explosiones demográficas cíclicas que experimentan sus poblaciones y donde produce importantes daños a las cosechas, especialmente en campos de regadío, de remolacha, alfalfa y girasol. 

Un ejemplo de ello es la plaga de topillos en Castilla y León de 2007. Comenzó a desarrollarse a principios del verano de 2006 en dicha comunidad autónoma española, concretamente en la provincia de Palencia. La plaga adquirió relevancia a partir del verano de 2007, cuando los campos de la meseta se vieron repletos de estos roedores que arrasaban los cultivos, especialmente los de regadío. Tras un verano devastador, la plaga se dio por finalizada institucionalmente a finales de septiembre de 2007, al haber descendido la densidad de estos roedores en toda la comunidad, pero la abundancia de estos aún fue anormal durante los tres meses siguientes. Solamente tras la llegada de las heladas y el frío de los meses de noviembre y diciembre terminó definitivamente. Estuvo presente en toda la comunidad de Castilla y León, siendo las más afectadas las provincias de Valladolid, Segovia, Palencia y Zamora, especialmente en las zonas de Tierra de Campos, y en la zona limítrofe con Tierra de Medina, en la que confluyen otras provincias como Salamanca y Ávila. Además, llegó a situarse en los municipios del Aliste, a punto de cruzar a Portugal.

Las causas de la plaga de estos roedores son numerosas, una suma de factores que ha arruinado cosechas enteras. El invierno de la Meseta, caracterizado por ser el más frío de la península ibérica, fue en 2007 más benévolo, reduciéndose el número de heladas, que prácticamente no existieron. El invierno dio paso a la primavera, que continuó con unas temperaturas ligeramente superiores a la media. Todo esto propició una explosión demográfica en los topillos, un animal que se caracteriza por reproducirse muy rápido y alcanzar una madurez sexual en poco tiempo. Es una especie que presenta varios partos anuales, con varias crías por camada, por lo que la explosión se produjo sin demasiada dificultad. Se ha señalado, asimismo, como causa de la proliferación de los topillos la denuncia que presentaron grupos ecologistas ante la Junta de Castilla y León, en marzo de 2007, contra el uso de veneno que se estaba empleando para detener la incipiente plaga. Desde la Asociación de Jóvenes Agricultores (ASAJA) han culpado a la administración y a los grupos ecologistas por la paralización de las medidas preventivas que, en su opinión, podría haber impedido la elevada magnitud de la crisis. 

Desde el punto de vista ecológico, las explosiones demográficas de topillos tienen efectos perjudiciales, pero también algunas consecuencias beneficiosas; por ejemplo, al ser animales excavadores, sus madrigueras generan ciertos beneficios para la tierra, incrementando su fertilidad, al aumentar la materia orgánica subterránea (como la vegetación enterrada, las heces o sus propios cadáveres en descomposición). Asimismo, aumentan la aireación del terreno y lo hacen más esponjoso. Por último, favorecen los procesos edafológicos al remover el suelo en sus excavaciones y facilitar la filtración de agua. Algunos investigadores han llegado a afirmar que «La abundancia de topillos en Castilla y León durante las últimas décadas ha contribuido a aumentar la diversidad faunística del valle del Duero».

Sin embargo, como se ha visto, también tienen sus efectos nocivos: uno de los más preocupantes es que estos pequeños animales pueden ser vehículo de transmisión de graves enfermedades que afectan tanto a animales con los que conviven o a los que alimentan, como a seres humanos. Concretamente, el Microtus arvalis es conocido en ámbitos científicos por ser huésped de numerosos parásitos y portador de diversas patologías, como enfermedades víricas:​ la rabia o el hantavirus, enfermedades bacterianas: leptospirosis (o enfermedad de Weil), listeriosis, borreliosis (o enfermedad de Lyme) y, la más temida, la tularemia. Entre los parásitos se encuentran desde protozoos (babesiosis), hasta helmintos (hidatidosis).

Rocío Salgado

Información obtenida de Fauna Ibérica y de Wikipedia